Me vine a vivir en Alemania

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¿Por qué Alemania?

Porque en diciembre 2021, cuando me di cuenta que había sacado un vuelo por 100 días cuando lo permitido para ser turista en Europa con el pasaporte Argentino es de 90 días, la única opción para quedarme de manera legal era aplicando a una VISA.

Cuando lo cuento parece mentira, ya que todo se dio de manera sintónica, como para que use la frase “los tiempos de Dios son perfectos” y me la crea. Retomemos al tiempo en que esta aventura nació:

Abril 2021. En medio de una incertidumbre pandémica, de segunda ola y controles restrictivos, F y yo empezamos a salir. Nos las ingeniábamos para hacer planes y cruzarnos aunque sea una vez por semana. En julio renuncio a mi trabajo en relación de dependencia y la primera marca que confía en mí como creativa freelancer es una rentadora de autos en Bariloche, con toda la adrenalina del nuevo comienzo, de que mis intereses empiecen a conectar por otra parte, en pausar la cabeza de abogada, con lo que quedaba de la liquidación nos lanzamos a comprar pasajes para ir 10 días a la Patagonia.

En el entretiempo de todo eso, yo seguía buscando alternativas para “vivir de viaje” y una de ellas era ser niñera en Nueva York, me resonaba y me llevaba a mi curso de inglés, a mis clases de manejo y a mis ahorros, pero con la renuncia y la nueva vida freelancer esta opción me empezaba a dejar con gusto a poco. 

Para el viaje a la Patagonia armé mejores propuestas de intercambio por publicidad, no tuve que ahorrar mucho sino ordenar números, pero lo más importante es que tenía la libertad de volver a la nieve porque no tenía un trabajo que solo me brinde 15 días libres al año. El primer sueño cumplido, estaba siendo dueña de mis propios tiempos, de manejarlo a mi gusto y piacere. 

Agosto 2021. Veía como mi emprendimiento crecía, como me llamaban de más y más trabajos para redactar, como de verdad estaba fulltime dedicada a proyectos creativos, eso hacía que mi cabeza se expanda y empiece a ver todas las oportunidades que tenía para trabajar y viajar a la vez.

Llegó el día del aeropuerto, compu en mochi amarilla nueva, carry on amarillo, un compañero ideal y muchas aventuras por comenzar. Yo estaba decidida, quería ese estilo de vida y dejar de lado la niñera. En una aerosilla se lo comuniqué a F y el se quedó en shock, creía que teníamos una linda relación hasta que me vaya, pero de repente, yo no me iba a ningún lado. O si, a muchos, pero de otra manera.

El viaje fue SOÑADO, tuvimos nieve espectacular después de una temporada alta con la mayoría de las pistas cerradas, le enseñe a esquiar a F y gracias a eso fidelizabamos día a día nuestra relación (yo me moría de miedo de ser la responsable de que se lastime jaja) convivimos en un container en medio de la montaña en Angostura (primera vez que negocié un precio de una noche a cambio de un post) y luego convivimos en un depto a orillas del Huapi en Bariloche (luego de eso el dueño se convirtió en un referido de descuentos de AyQ y trabajamos juntos). Disfrutamos día a día, recorrimos miles de km, comimos espectacular y nos tomamos media cervecería Patagonia. Sin dudas se estaba armando una gran couple viajera y eso empezaba a empujar a cosas maravillosas.

Algo importante que pasó cuando volvimos de ese viaje es que F también dejó su trabajo en relación de dependencia para ser contratado de manera 100% remota para una empresa del exterior, eso cambiaba el panorama para su rutina e ideas de viaje.

Septiembre 2021. Volvimos a BsAs y empezamos a hablar y tirar ideas de cómo podía ser el próximo roadtrip y de qué manera, F quería USA al igual que yo, pero la Embajada seguía cerrada y sin posibilidad de adelantar su cita, empezó a soñar con Europa. Yo con los únicos 1000usd ahorrados para el pasaje, por primera vez, dejaba que el destino lo decidiera y fluía con la corriente. En noviembre nos decidimos a saltar y comprar, una oferta por “100 días en Europa”; ahí es donde yo flasheaba título de libro, hacía las cuentas para que el avión llegue y en destino se presencien cada día de esos, todo detallado. Pero nunca me había fijado los requisitos legales jeje. 

A los 3 días literalmente el Gobierno Argentino anuncia que no hay más cuotas sin interés para los pasajes al exterior y F me dice “no nos podemos volver, hay que quedarnos un tiempo más para aprovechar que ya tenemos los vuelos”. A los 5 días me doy cuenta que o teníamos que cambiar los pasajes a 90 días, o aplicar una visa para quedarnos. A la semana, literalmente re-abre La Embajada de Alemania en Buenos Aires y empieza a dar turnos para la Working Holiday Visa.

Ambos habíamos leído bastante de esta VISA ya que varios países la ofrecen para argentinos, solo que en diciembre la mayoría seguían pausadas por la pandemia. Alemania es sin dudas la más fácil ya que tiene disponibilidad ilimitada, demostración de fondos acorde y pocos requisitos en general. A las dos semanas F ya tenía su turno (yo tardé más de un mes en conseguirlo, llantos mediantes jiji, ¡tenía los días contados!). Mientras tanto me unía a los grupos de Facebook, recolectaba info, cerraba todos los pendientes que me quedaban en Argentina y empezaba a vivir todo como una gran despedida, finalmente mi sueño de probar vivir fuera tenía otro tinte.

El 11 de febrero se la aprobaron a F y el 16 de marzo a mí. 

Mi primera foto con la visa!! 🙂

Sin saber mucho en qué nos metíamos, nos embarcamos juntos en algo grande. Para mí, dejar de vivir con mi mamá después de 25 años, vender y regalar casi toda mi ropa, sacar el registro, dejar clientes argentinos, emprender clientes en moneda extranjera, y sacarme 4 muelas de una. F vendió su auto (!!), dejó de alquilar su departamento, cambió materias de su carrera y metió todo su placard en una valija. 

Momento despedida en Ezeiza

Por más de que la VISA sea solo por un año, es un estilo de vida que ninguno sabía ni sabe cuánto va a durar por lo que tuvo que ser drástico el desapego de lo material y así poder vivir en otro país. 

Hoy 13 de julio, tendríamos que embarcar un vuelo desde Madrid, con escala en Estambul para aterrizar en Buenos Aires. 

Hoy, por primera vez, los dos nos encontramos en un viaje sin pasaje de vuelta, sin tener nada asegurado más que el presente, que vivimos juntos en Berlín, juntando muchas millas europeas. ¡Que continúe la aventura!

Fánaticos de Londres, la visitamos 2 veces dentro del rango de 2 meses y volveremos por separado en la última parte del 2022.

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