Lo primero que me preguntan cuando ven que uso agendas es si son a modo de diario íntimo o para anotar recordatorios, nunca supe qué responder porque la verdad es que voy anotando lo que pinte, pero ahora que releí 13 años de mi vida me doy cuenta que cuando era más niña me animaba a escribir miedos en la cotidianidad y de más grande solo los empecé a anotar en un cuaderno aparte, no pensaba en mezclar mi rutina con mis fantasmas. Hoy no me juzgo, aunque sí que hubiera sido más interesante releerme si me abría un poco más al papel, pero, en fin. Acá estoy compartiéndole al mundo de la web casi todo lo que pasa o pasó por mi mente.
En 2007 arrancaba mi primera agenda con mi famosa lista de deseos, con 10 años escribí: “en este año me gustaría seguir en danza como antes que gané una copa hermosa y eso me alegró mucho. También que mi mamá esté bien y alegre. Que la familia esté bien y que siga bien en la escuela, chau besos.”
Me llama la atención como siempre separé a mi mamá de la “familia”, era ella primero y después el resto, era nuestra vida por un lado y la de la otra parte, por otro. Siempre que me preguntaban por mi casa o mi familia solo nombraba a ella, esto con los años fue cambiando y hoy cuento hasta a mis primos segundos, me encanta caracterizarme como alguien familiera, realmente me importan los lazos que puedo crear con la gente a la que no elegimos, los que simplemente vinieron con nuestro combo de vida.
La tercera página me invitó a escribir momentos mágicos y yo reflexioné “fueron cuando nació mi hermanita, cuando gané la copa en hip-hop y cuando viajé en avión, cuando me fui de vacaciones que esquié y conocí a toda mi familia de Esquel, capaz me olvide de algo pero igual fue muy lindo todo el año.” En este caso el único recuerdo que tengo de cuando nació Martina en 2006 es que yo era un mar de lágrimas porque no quería dejar de ser la única mujer en la familia, no me importaba que mi papá tenga su cuarto hijo, lo que yo no quería es que fuera nena! y me sorprende haberlo catalogado como “momento mágico”, capaz era la vida que sabía que Martina venía al mundo para enseñarme a ser hermana, para demostrarme que tenía que conocer ese tipo de amor, el cual me costó muchísimos años en la práctica pero que hoy agradezco profundamente, porque en temas del amor nunca nada va a ser mucho, todo es bienvenido.
En la página del martes 2 de enero escribí: “Como veo en esta página está la líder del grupo no quiero que te pase lo mismo que a mi llevarte por ella, tenes que hacer lo que a vos te guste no lo que ella dice. Bueno pero sino no importa tanto, un beso.”
Primero me morí de ternura y después entendí que el problema que arrastré al secundario venía desde muy chiquita, que en esta página parecía tener todo muy en claro pero, a lo largo de todo el 2007 me la pasé llorando y escribiendo que me sentía sola en el colegio y que nadie me quería. En general fueron muy duras mis relaciones con las amistades femeninas, sobre todo en el ámbito escolar, pero eso irá a otro post que vengo pensando hace años, lo importante es que hoy creo en el mantra: las amigas te salvan.
Empezó febrero y yo exclamaba: “Hola Mel (marca de la agenda) cómo estás? Un nuevo mes empieza qué alegría!! el primer día del mes la verdad que siempre la paso muy bien y muy contenta. Pero triste porque empiezan las clases y no quiero que empiecen. Un beso chau”.
Hoy con 23 años sigo saludando a los primeros días del mes, escribo mucho en las historias de Instagram en AyQ sobre esto, sobre el orden mental que me dan los principios de lo que sea, para arrancar “cosas”. Cada lunes, cada comienzo de lo que sea es muy bienvenido por mí, que sepa que lo voy a aprovechar al máximo y que voy a buscar una variedad de excusas tales como “terminó el noviembre de parciales, me voy a comprar un helado”, “empezó diciembre de piletas, voy a ordenar mis bikinis “hola lunes, vamos a durar 5 minutos con una nueva dieta”.
Estoy midiendo la longitud de los posteos así que hoy creo que vamos hasta acá. De las trece agendas que releí, esta me pareció la más interesante y creo que es por contraste de la edad y la claridad que tenía de algunas cosas. Agradezco a la cuarentena por haberme hecho abrir una caja que estaba empaquetada desde la última mudanza que tuve ¡hace 4 años!
Saluda una Serenita de 10 años, que no se si alguna vez se imaginó que tanto tiempo después iba a seguir escribiendo a mano cada uno de sus días…