Me cuesta vivir el presente.

Compartir

Muchas veces me encuentro eligiendo ver una serie, pero mientras la estoy mirando me agarran irremediables ganas de ponerme a escribir, como ahora.

Me paraliza el hecho de que nunca puedo hacer una sola cosa a la vez. Y si hago de a una, siempre estoy pensando en otra.

¿Cómo puedo hacer para concentrarme más? Hace años, mínimo desde 2016, que sé que mi problema está en que vivo adelantada al momento presente.

Me impresiona que por más años de terapia que uno haga, libros, charlas motivacionales, podcast, los infinitos instrumentos que hay y usamos, sigamos teniendo repeticiones como animales que disfrutan de chocarse con la misma piedra una y otra vez.

¿Cómo es posible que hace más de 5 años sepa que me cuesta vivir el momento presente y siga viviendo en una utopía que no es nada más que mi impresión de los minutos que vendrán?

A veces sí puedo frenarme a tiempo, como cuando me empiezo a imaginar siendo madre en 10 años. Pero muchas más son las que no puedo tomar la decisión de quedarme viendo la serie o de poner pausa (por decimoquinta vez) para hacer otra cosa que me interesa tanto como la serie misma.

¿Cómo puedo establecer prioridades? para mí todo es igual de importante. Aunque yo se que es un grave error ¡Sigo pensando así! (que lindo es escribir de manera catártica, en este momento parece que del teclado sale fuego).

En una charla de café con mi amiga Coach, Anette, ella me preguntaba diferentes cosas para ver si encontraba de donde venía mi problema para conciliar el sueño… Cuando se da cuenta que todo me importa mucho, y en igual medida, me dice, y si… claro “a la hora de apagar un interruptor no tenes uno, tenes cientos” ¿Cómo va a dormirse bien una persona que está pensando en si las embajadas van a abrir, si la vacuna rusa va a servir, si mi amiga encontró el DNI o sí habrá pan lactal para el desayuno de mañana? y encima de fondo suena la canción que escuchamos 5 horas seguidas el fin de semana. Es una pelea conmigo misma cada noche, cada almohada, sin importar lo cansada que esté o lo que hice en el día. Nunca caigo rendida. Ni en un avión, ni en el pecho de un amor.

Mientras redacto esto para la Web, me voy a este post de IG que escribí muy frustrada. Analizo que, una cosa son las imposiciones sociales de las que no podemos salir, otra diferente es hacerse cargo de las que ni nos deberían tocar de cerca ¿Por qué me siento terrible si tengo las uñas feas? ni se compara con tener 13 horas de trabajo atrasado, pero como me cuesta ordenar prioridades, vivo con el peso mental de sentir que tengo que hacer las dos, YA.

Mi objetivo más grande del 2021 es aprender a relajarme más, el 2020 ya nos enseñó que nada es urgente. Tené las uñas despintadas y tené trabajo atrasado, no pasa nada Serenita. Me siento bien escribiendo esto porque me doy cuenta que hay muchas cosas que me ayudaron a bajar las ansiedades (aunque al comienzo del post no parezca) como la cursada virtual, donde podía mantener al día mis temas, donde la llegada al docente era más práctica y aparte no me molestaba para nada prender la cámara y participar. Hoy en día me sirve el homeoffice, hago lo que me corresponde pero también espero tareas y en ese tiempo no me desespero, entiendo que los baches son espacios que necesito para descansar. Porque por más objetivo que tenga, la realidad es que mi cuerpo, y más que nada a la hora del sueño, me está pidiendo que aprenda a relajar.

Después de la primera releída también me río, porque ni siquiera estoy cansada hoy, no tengo trabajo atrasado ni tengo mayores problemas, lo único en realidad es que me pica un poco la garganta porque llevo días afónica y no puedo callarme. Pero si me enojó que armé todo para ver una serie interesante y no pude concentrarme ni 3 minutos porque me quería poner a escribir acerca de la ansiedad que me generaba no poder concentrarme y pensar en cuando carajo podré aprender a hacer una cosa a la vez. Lo importante es reconocer el problema dicen los especialistas…

En temas al respecto amé la serie “one day at a time” (está en Netflix ) que básicamente, se trata de una familia que explica que lo importante es vivir un día a la vez, y demostrar cómo cada día tiene algo interesante, divertido, para compartir, para aprender. Es comedia y es hermosa. ¡Anótenla!

La clave que comparto siempre y que me ayuda, es armarme la lista de pendientes del día, en orden de importancia u horarios convenientes para ir tachando y sentir la satisfacción de que me estoy “ocupando” de lo que debo. Los recreos de series por ejemplo, así me funcionan más porque no estoy pensando en alguna deuda que requiera de mi acelere. El problema es cuando tengo que elegir entre leer un libro que me interesa o ver una serie que me atrapa, volvemos al principio y a la falta de capacidad de decisión, hasta en pequeñas cosas…

Algo que NO me ayuda es tener el celular siempre cerca. Algunos días bloqueo las Apps por 2 horas, o limito el tiempo en pantalla general. Leo de minimalismo digital y veo que las experiencias de apagar el celu durante el fin de semana son fabulosas, pero aún no puedo realizarlas. Quizás debería ser extremista y hacer un finde en la montaña para intentarlo (todo con excusa para viajar). 

Por si hay alguien con problemas de adicción al celular parecidos, les dejo entradas de Carla, quien intenta bajar el consumo diario del celu hace mucho tiempo y lo redacta de manera impecable, como siempre:

Lo que yo necesito es dejar de sentir la necesidad de la inmediatez. Desde hace muucho tiempo tengo todas las notificaciones de las apps desactivadas, me faltaría Whatsapp… Escucho a quien tenga otro tip y como siempre, gracias por leer <3.

¡No se olviden, un paso a la vez! *se lo repite a ella misma mientras abre otra pestaña para hacer una reserva que nada tiene que ver con esta entrada*

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Continuar leyendo

Latinoamérica

El caribe en Chile

Era enero de 2017 y estaba de moda viajar a Chile para hacer compras. Por el tipo de cambio argentino, su moneda y sus shoppings

Pensando

Yo solo quiero escribir

Tenía 13 años la primera vez que me crucé con un blog, desde el primer texto supe que yo quería hacer lo mismo. Durante toda